Minados

19/03/21

La megaminería en Chubut  hizo estallar una megapolémica a lo largo y ancho del país.   ¿Cómo salimos de esta gran crisis? Esa es la cuestión. De un lado, están los que pretenden  acelerar por el camino de siempre. Del otro, estamos los que creemos que es momento de aprender y cambiar de rumbo.

Los primeros ven en la suba de los precios de los commodities una oportunidad para avanzar (sin prejuicios ideológicos) hacia la megaminería, las megagranjas porcinas, la ampliación de la frontera agropecuaria, y todas las actividades extensivas que puedan traer dólares al país.

Los segundos (acá nos plantamos nosotros), decimos que urge transformar el capitalismo, hacerlo más consciente, frenar las formas de explotación que vienen generando pobreza, hambre y destrucción ecológica para co-crear un nuevo sistema global sostenible, con formas climáticamente neutrales (o incluso de impacto positivo y regenerativo) de producir alimentos y energía.

¿De qué lado estás vos? ¿Existen alternativas intermedias? Queremos aprender escuchando las diversas visiones de esta compleja realidad, de esta profunda crisis económica, sanitaria, social, cultural y  ambiental.

Patagonia Rebelde 

Desde fines de 2020, crecen los intentos de suavizar las leyes que regulan la megaminería (y salvaguardan los recursos naturales del país y la salud de sus habitantes). Tal fue el caso de la embestida contra la Ley Nacional de Glaciares o los intentos de cambiar la ley provincial en Mendoza o el más reciente avance en Chubut.

La estrategia inicial fue avanzar silbando bajito, con discursos moderados y argumentos superficiales que prometían nuevas  técnicas mineras compatibles con el desarrollo sostenible y más diálogo en la toma de decisiones. En paralelo, trataron de imponer con diligencia los cambios en el ámbito legislativo. Pero las resistencias no se hicieron esperar. Primero surgieron manifestaciones en los territorios afectados. Después, visibilizado el conflicto a partir de los incendios en la Patagonia y los piedrazos a la comitiva presidencial, la problemática alcanzó una relevancia nacional.

Entonces, con las miradas encima, pasaron a pegar bajito en redes sociales. Volvieron a tratar a los movimientos ambientales anti-minas  de “ecologistas falopas” y contras del progreso que no proponen ni hacen nada. En la ciudad los llamaron citadinos, clasemedieros, palemitanos cómodos que viven en una nube de pedos preocupados por koalas con ideas trasnochadas inspiradas por un faso. En el campo los tildaron de hippies pulgosos o mapuches violentos que pretenden tomar territorios para vivir de la papa y la batata. Más allá de la violencia verbal y los innumerables prejuicios que implican, las descalificaciones reflejan el desinterés por analizar argumentos. No mostraron mucha capacidad de diálogo y ahondaron poco en los efectos medioambientales, sanitarios y culturales detallados por las principales instituciones científicas y educativas del país (Universidades Nacionales y Provinciales, el CONICET, el INTA o la UTN) que se oponen a la megaminería. ¿Será que no les importa?

Infeliz Navidad  

Hay dos claves para entender el escenario del conflicto minero en Chubut. La primera, es la profunda crisis financiera de la provincia. El origen de los descalabros, como todos, es de larga data y varía según el anteojo político con el que se lo mire. Trataremos de corrernos de toda política partidaria y simplemente mostrar que la situación se fue volviendo cada vez más asfixiante. En 2016 el ex gobernador Mario Das Neves tomó un préstamo externo y emitió un bono por 650 millones de dólares, para ordenar las cuentas e invertir en obra pública. En 2018, el gobernador Mariano Arcioni tuvo problemas para afrontar los salarios estatales. En 2019 (quizás recuerdes) hubo manifestaciones desesperadas de maestros y médicos de Chubut en el obelisco porteño, reclamando sueldos atrasados y familias endeudadas. En 2020 llegó la pandemia y la situación no mejoró.

La segunda clave es que la empresa canadiense Pan American Silver (PAS) sobrevuela el cielo chubutense con su “Proyecto Navidad”. Aparentemente fue un 25 de diciembre cuando descubrieron que en la meseta central de Chubut está la reserva de plata no explotada más grande del mundo. El nombre envuelve todo en un halo de fantasía, salvación y prosperidad. Pan American Silver llega como Papa Noel y sus renos, con regalos para todo el mundo. Promete invertir más de u$s 1200 millones para obtener 7,5 millones de onzas de plata anuales. Promete, contratos para la construcción de la mina y luego generar 2800 empleos vinculados (unos 800 directos y el resto indirectos).

En este escenario de necesidad y tentación, el gobierno de Chubut presentó un proyecto para habilitar la megaminería en la meseta central de Chubut, prohibida desde 2003, por la ley provincial. Las asambleas del “No a la Mina” se movilizaron multitudinariamente el mismo día que el gobernador presentó la iniciativa de zonificación.

Voces a cielo abierto

No es extraño que el principal impulsor y portavoz del proyecto minero sea el gobernador Mariano Arcioni. Él sostiene que “somos una provincia minera por excelencia” y denominó a su proyecto “desarrollo industrial minero metalífero sustentable”, planteando que la zona de la meseta está exceptuada de la estrictamente prohibida por la ley 5001. “Tenemos la obligación, quienes tenemos la decisión política de llevar adelante este proyecto, de dar la discusión sin eufemismos, sin ideologías, dejando de lado las posiciones dogmáticas y de escuchar esas miles de voces que están en silencio. A mí no me van a callar los ruidosos”, desafía.

Del mismo lado está el secretario nacional del área Alberto Hensel y el secretario general de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA), Héctor Laplace, quien asegura que “el actual y real debate en Chubut es la apuesta al desarrollo o su sentencia a la postergación”, al referirse al “significativo impacto económico-social que otorgaría a la provincia y a su meseta central”.

Quienes impulsan el proyecto son fundamentalmente sus beneficiarios económicos directos o indirectos. Apoyan la iniciativa funcionarios y empleados de la administración pública provincial que ven que la plata no alcanza para nada, empresas proveedoras del estado o potenciales proveedores de Pan American Silver, grandes terratenientes que no pagan el impuesto rural inmobiliario o empresarios que no pagan el canon pesquero y pretenden que los ingresos provinciales vengan por otro lado o personas en situación de vulnerabilidad que necesitan un trabajo.

La promesa es especialmente bienvenida en la olvidada Meseta, cuya actividad económica principal es hoy la ganadería ovina extensiva. El departamento está conformado por un conjunto de pueblos despoblados (F. Ameghino, Gastre, Mártires, Paso de los Indios y Telsen) que  entre todos suman apenas 7204 habitantes (según datos del Indec y la dirección provincial de estadísticas de Chubut de 2020). La mayoría de sus habitantes no tienen oportunidades laborales y, por eso, apoyan la instalación de la minera. Cuenta Gabriela (al cronista Adrían Monteleone de “enestosdías”): “Yo me crié en Gastre y nunca tuve un trabajo, tengo 53 años, no quiero lo mismo para mis hijos. La gente que está en contra de la minería es porque está bien, ya tiene su sueldo y bienestar. Nosotros estamos conscientes que la minería contamina pero con tantos recursos ambientales que hay y personas que están capacitadas se puede controlar”.

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En resumen, quienes apoyan la megaminería lo hacen por interés o necesidad.  Claro que no pueden lucrar sin conseguir consenso. Entonces relativizan los efectos nocivos en la salud o el ambiente y hablan de una nueva minería “bien hecha” o sustentable. En este sentido en páginas oficiales (https://www.argentina.gob.ar/noticias/en-el-proyecto-navidad-no-se-utilizara-cianuro) le dicen a la ciudadanía que no usarán ácido sulfúrico sino un elemento nuevo y superador llamado Xantato y explican que se trata de “un jabón tan tóxico como el que usamos para bañarnos”. Sin embargo, existen estudios científicos que indican que este “jabón” es altamente tóxico y una experiencia muy cercana en el tiempo y el espacio (1997 en Chile) donde el derrame de Xantato terminó con la vida del río Loa. Con las mismas simplificaciones,  cuestionan el estrés hídrico que plantean los científicos del CONICET diciendo que “el agua no vendrá del río Chubut sino de la cuenca del Sacanana una enorme fuente de agua subterránea”. Respuestas inconsistentes, incomprobables y que no suelen resistir segundos intercambios.

Voces a corazón abierto 

La principal preocupación de los opositores a la megaminería en Chubut son precisamente sus consecuencias sobre la salud y medio ambiente. Pero también se señalan los efectos socioeconómicos negativos en la región. En resumen, sostienen que hoy en día “mega-minería sustentable” es una contradicción en sí misma, porque no existen técnicas sin efectos nocivos. Se usan explosivos para hacer voladuras que remueven grandes volúmenes de roca donde está el mineral de interés, se aplican tratamientos químicos (ya sea cianuro y ácido sulfúrico o xantato) para separar esos minerales de la roca, los desechos se descartan en diques de cola, extensos cuerpos de agua artificiales dónde se depositan millones de litros de agua con químicos tóxicos. Esto representa siempre un peligro de drenaje ácido,  filtraciones de los diques de cola en las napas y los ríos, así como otras formas de contaminación, que son efectos comprobados y  observables en las minas existentes.

En este sentido, la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, la UTN, el Conicet y el INTA, mandaron una carta al presidente de la legislatura indicando que “no están dadas las condiciones para la aprobación de esta ley (…) los avances en las distintas disciplinas científicas y tecnológicas indican de manera categórica que no hay procesos que logren el desarrollo sustentable si no están dadas las condiciones de participación para una construcción colectiva”. Estas instituciones científicas aportaron un estudio que detalla los problemas hídricos presentes y predice (en diversos escenarios hipotéticos) las alteraciones futuras en el curso del agua. Al mismo tiempo alertan sobre dos agravantes: la crisis climática global y la falta de experiencia en gestión ambiental local.

En paralelo, los representantes de comunidades de pueblos originarios, vecinos, asociaciones de productores agroecológicos y grupos ambientalistas sostienen que a las autoridades nunca los convocaron al diálogo, que sólo operan con los métodos de siempre para imponer sin escuchar. Pablo Lada, Integrante de la Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut, observó que “Es paradójico porque el gobierno dice que está abierto al diálogo, pero festejó cuando se anunció que su proyecto iba a tratarse en una sola comisión”. “El caso Chubut es de manual: doctrina del shock, coimas, fake news, publinotas, forman parte del arsenal que el lobby minero bombardea la provincia para conseguir la habilitación. Hasta ignoran un contundente reporte científico del CONICET que pide que se retire el proyecto”, indicó Enrique Viale, de la Asociación de Abogados Ambientalistas de la Argentina.

La propuesta antimina

No es cierto que quienes critican a la megaminería en Chubut no plantean alternativas de desarrollo local. No sólo las plantean sino que las están llevando a cabo. Existen diferentes alternativas de desarrollo local de acuerdo a las particularidades de cada región, como la promoción de actividades preexistentes (vitivinicultura, olivicultura, fruticultura, turismo, cultura, etc.), la ampliación de la agricultura familiar y otros emprendimientos agroecológicos de mayor envergadura, el desarrollo del sector de energía renovable, entre otros. En general se apunta a una diversificación productiva respetuosa del medio ambiente y de la calidad de vida de las comunidades locales.

En zafrán apoyamos la resistencia antiminera precisamente porque proponemos otra forma de hacer las cosas, sin quemar bosques, ni contaminar ríos. Proponemos una alternativa de triple impacto que considere la dimensión  económica, ambiental y social, sin someter una a las demás. Como muchas otras empresas B, estamos demostrando que es posible bajar al lucro de su pedestal, e incluso ganar más dinero por eso. Estamos lejos de ser un ejemplo, tenemos mil defectos e inconsistencias. Pero podemos afirmar que medimos nuestro impacto, que lo mostramos y que tratamos de mejorarlo día a día. Realmente queremos hacer las cosas bien. El modelo que prioriza el lucro sobre todas las demás dimensiones, el que piensa en miles de dólares y sólo ve la naturaleza como una estación de servicio ya tuvo su oportunidad. Ese modelo nos trajo a esta crisis económica, ambiental y sanitaria. ¡Es hora de cambiarlo!

Más sobre el camino alternativo en: https://www.zafran.com.ar/responsabilidad/pacto-verde-o-pandemonium/

 

Fuentes:

https://noalamina.org/

https://www.lanacion.com.ar/economia/sectores-la-mineria-con-potencial-pero-con-trabas-para-desarrollarlo-nid2338288/

https://www.pagina12.com.ar/248665-no-es-posible-una-megamineria-sustentable

https://www.cronista.com/apertura-negocio/empresas/navidad-como-es-el-proyecto-minero-de-us-1000-millones-que-espera-luz-verde-en-chubut/

https://www.enestosdias.com.ar/4856-zonificacion-minera-y-conflicto-social-en-chubut

https://www.argentina.gob.ar/noticias/en-el-proyecto-navidad-no-se-utilizara-cianuro

https://www.panamericansilver.com/es/operations/exploration/navidad/

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