Estamos contentos y orgullosos de haber obtenido la Certificación B. No tanto por “aprobar el examen”, como por todo lo que aprendimos. No tanto por las posibles alianzas comerciales que habilita el sello, como por la fuerza que proviene de la sensación de ser parte de un movimiento global que trabaja en pos del bienestar individual, social y de la Tierra. No tanto por “ser Empresa B”, como por sentir que somos cada día más zafrán. La certificación significa para nosotros, fundamentalmente, la reafirmación de nuestros valores.
Desde el primer día supimos que el objetivo de zafrán no es ganar plata. Somos mucho más ambiciosos: queremos mejorar el mundo a través de la alimentación y la inclusión laboral, para potenciar la vida de las personas, eliminar las enfermedades no transmisibles y generar un impacto positivo en el ambiente. Pero con esta certificación formalizamos los intereses no financieros de largo plazo en el estatuto de la empresa, ampliamos el deber fiduciario de los accionistas, reforzamos el compromiso de una gestión transparente que mida el impacto social y ambiental.
Desde hace 3 años, en zafrán venimos sentándonos todos juntos a hacer la Evaluación de Impacto B. Consiste en un cuestionario, extenso y meticuloso, que mide la actuación de la empresa en 5 dimensiones: Gobernanza, Trabajadores, Clientes, Comunidad y Medioambiente. Nos servía, incluso cuando no estábamos decididos a certificar, como un diagnóstico interno para ver, más allá de las buenas intenciones, si efectivamente estábamos siendo una buena empresa para el mundo. Y así mejorar. Pero este año, finalmente, decidimos dar un paso más, presentamos la evaluación, pasamos el análisis de elegibilidad inicial, preparamos la verificación. Después de todo este trabajo, ¡obtuvimos la certificación y avanzamos en la modificación del estatuto!
Alimentación
Nuestra propuesta es mejorar la alimentación volviendo a lo simple, ni dietas ni ultraprocesados: buenos hábitos y recetas honestas. Creemos que cocinar es mejor que comprar comida empaquetada, que una fruta es mejor que una galletita. Pero también creemos que se pueden hacer galletitas superadoras, sacando lo que les sobra. Quitar procesos sintéticos, quitar azúcar, quitar grasa y sal, quitar conservantes, quitar colorantes y quitar saborizantes. ¡Hasta que no quede nada de más!
Tenemos dos motivos para creer que la alimentación es la madre de todos los problemas del ser humano. Primero, porque todo lo que sobra en nuestra comida es la primera causa de muerte en el mundo. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para las enfermedades crónicas, entre las que se incluyen la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Segundo, porque el sistema alimentario global es el sector económico con mayor impacto humanitario y climático.
Impacto social
Desde hace 6 años trabajamos con la Asociación Civil Andar, que mejora la vida de personas con discapacidad permitiéndoles acceder a un trabajo, deporte, cultura, arte y salud, afianzando también sus vínculos familiares. En esta organización funciona una panadería, tan humana como profesional, donde cocinamos y envasamos nuestras granolas.
El año pasado, reafirmamos este rumbo inclusivo en nuestra primera planta de barras. Comenzamos a trabajar con distintos talleres protegidos y armamos un programa de inclusión laboral con el fin de brindar una segunda oportunidad a personas que pasaron por situación de encierro.
Impacto ambiental
En este punto evolucionamos mucho desde que empezamos con la Evaluación de Impacto B hace 3 años. Lo primero que hicimos fueron cambios dentro de nuestro depósito, oficina y planta tendientes al ahorro de energía y el reciclado de residuos. Lo segundo fue sumar criterios de responsabilidad a la política de compras de materias primas y contratación de servicios. Lo tercero fue lanzar la marca de productos orgánicos para chicos y chicas, zafranito. También estamos por lanzar nuestra primera línea de productos en envases compostables.
Si querés conocer más sobre Sistema B: entrá a https://sistemab.org/