
Como consecuencia de su alto contenido en aceites, los frutos secos se enrancian con facilidad, por lo que su almacenamiento debe ser en envases herméticamente cerrados, en lugares frescos y secos o en la heladera.
Sus usos son innumerables, ya que son alimentos muy maleables, de fácil manejo y en su mayoría, no cambian rotundamente el gusto de las preparaciones donde se los incorpora.
Según el gusto de quién los va a consumir, se pueden incorporan como parte del desayuno, la merienda y en platos principales, tales como en diversas preparaciones como ensaladas, rellenos, salsas, etc. Su uso está muy difundido también en pastelería y panadería.
Un uso poco habitual es reemplazar una porción del pan rallado por almendras picadas y semillas al preparar rebozados. La costra quedará más crujiente y saludable. También se pueden incorporar a ensaladas verdes o a las sopas.
Su consumo es recomendado para aquellas personas que realicen un intenso trabajo intelectual, en este caso por su contenido en fosfato orgánico, ya que el fósforo es un elemento de especial importancia en el metabolismo cerebral.
Lic. Celina Moreno
M.N. 5984.