Los fumadores, independientemente de la cantidad de cigarrillos que consuman, están expuestos a más riesgos nutricionales que los no fumadores, Malnutrición oculta en los fumadores. Aunque muchos tengan un aspecto saludable y su índice de masa corporal esté dentro de los valores normales, algo puede esconderse detrás de las apariencias. Ejemplo de ello es la dificultad que tienen a la hora de mantener concentraciones adecuadas de Vitamina C (Ácido Ascórbico) y de Cinc en sus tejidos y líquidos corporales.
La vitamina C y el Cinc son llamados micronutrientes por encontrarse en cantidades muy pequeñas en el organismo y porque, además, sus necesidades diarias no llegan al gramo. La Vitamina C cumple numerosas funciones en el organismo. Una de las más conocidas es su gran poder antioxidante y otra es su participación en la síntesis del colágeno. Esta sustancia no sólo es una estrella de la cosmética sino que también es muy importante para cuidar la salud ya que es constituyente de tejidos tales como huesos, cartílagos, piel, vasos sanguíneos y dentina.
Cubrir las necesidades diarias de Vitamina C no es demasiado difícil y para ello es importante asegurar la ingesta de 5 porciones de frutas y verduras al día, preferentemente crudas o con una cocción adecuada, recordando incluir al menos 1 cítrico o kiwi diario. Existen además recursos farmacológicos que permiten exceder las dosis diarias recomendadas. De todos modos es preferible cubrir las recomendaciones con alimentos ricos en vitamina C, de modo tal de crear una costumbre saludable que ayude a prevenir complicaciones, intolerancias y sobredosis que puedan derivar en otros problemas. En los fumadores, algo que parecería tan simple de lograr no lo es tanto. Es conocida la distorsión de los sabores que se produce gracias al tabaco entre quienes fuman, lo que impide saborear los alimentos naturales. El fumador tiene preferencia por lo muy condimentado, usa mas sal de mesa en sus comidas, descarta mayormente los vegetales y frutas, y tampoco es afecto a tomar suplementos. Sumado a estos inconvenientes, estas personas tienen necesidades aumentadas de Vitamina C.
Al participar en el mantenimiento de la integridad de los vasos sanguíneos, el déficit de Vitamina C afecta a los capilares que llevan la sangre, junto con vitaminas, minerales, anticuerpos y demás elementos, a los sitios en donde se requiere que se cumplan funciones de defensa, reparación, antiinflamatorias, pro-inflamatorias, entre otras. Por lo tanto, el arribo de distintos nutrientes a los sitios de acción puede ser pobre debido a la deficiencia de Vitamina C.
Este deterioro de los tejidos se evidencia cuando se presentan inflamaciones en las encías, mala irrigación, acidez o gastritis, siendo muchas veces responsable de las úlceras en el estómago del fumador. La mucosa gástrica, que funciona como una defensa del organismo, está siempre en contacto con ácidos, por lo que debe ser reparada en forma constante. En los fumadores, la velocidad de su producción se ve enlentecida al disminuir la Vitamina C, entre otros nutrientes importantes fundamentales para su reparación.
Es de destacar, además, que los fumadores son más propensos a padecer infecciones respiratorias, y en casos de larga historia tabáquica, pueden presentar una piel más seca y signos prematuros de envejecimiento.
Por otro lado, el cinc es un mineral indispensable, presente en los tejidos y líquidos del organismo en pequeñas cantidades (sólo dos gramos y medio en total). Sus funciones son tan importantes que resulta esencial mantener una reserva constante. Se encuentra naturalmente en la carne vacuna, pollo, pescados, mariscos y nueces. Participa en la síntesis de muchas proteínas, en la regulación de reacciones que intervienen en funciones vitales y forma parte de estructuras muy importantes. Ejemplo de ello es su participación en la cicatrización de heridas y en la prevención y tratamiento de las escaras.
De esto se desprende que, si los fumadores tienen las necesidades de Cinc aumentadas y éstas no son cubiertas en tiempo y forma, la disminución de la disponibilidad de este mineral haga que la integridad de numerosos tejidos se vea en riesgo, la velocidad de cicatrización se altere y se afecte la producción de proteínas que formarán parte tanto de funciones estructurales como de mecanismos de digestión y metabolismo.
Finalmente, no hay que dejar de pensar en el sodio, otro mineral conflictivo. Si bien es un ingrediente necesario para la buena distribución del agua corporal, como el fumador no percibe los sabores de la misma manera que si no fumara, agrega más sal a las comidas, situación que puede ser causa de trastornos tales como edemas, Hipertensión Arterial, enfermedades vasculares y cardíacas, entre otros.
Por todo lo expuesto, es necesario recordar que toda terapéutica nutricional debe ser abordada por un licenciado en Nutrición quien, en base a las evidencias científicas actualizadas, realice un plan de alimentación adecuado a las necesidades de cada individuo, ayudando a solucionar su problema de base y tendiendo a mejorar su salud en general.
Lic. Diana Miriam Kabbache – MN 1133
Fuente: Gacetilla de prensa AADYND – Mayo 2014