Historia del garbanzo
El garbanzo acompaña a la humanidad desde hace más de 6000 años, según estiman los arqueólogos. Sus orígenes datan de principios de la edad de Bronce. Hay evidencias de que hubo garbanzos en los famosos Jardines Colgantes de Babilonia, en la Isla de Creta, donde se conservaba en grandes recipientes de barro, en el antiguo Egipto, donde se los conocía como cara de halcón por su forma, y en la antigua Roma, donde terminaron siendo un alimento básico para el pueblo. Los garbanzos tienen un gran pasado y están inmortalizados en las páginas de la Iliada o Don Quijote de la Mancha, sólo por mencionar dos grandes clásicos.
Muchos grandes pensadores de la humanidad le dedicaron algún minuto a los garbanzos. Por ejemplo, Plinio dijo que eran buenos para el bazo y el hígado; Aristóteles pensó que incidían sobre el humor; Galileo señaló que eran diuréticos; Hipócrates recomendó comerlos en caldos porque así se potenciaban sus efectos benéficos. El mismo CarloMagno, reconociendo sus beneficios alimenticios, ordenó en un documento que todas las granjas de su imperio cultivaran garbanzos.
Futuro del garbanzo
Pero el garbanzo no sólo es un cultivo del pasado sino que podría ganar especial protagonismo en 2021. Por un lado, las predicciones sobre tendencias alimenticias elaboradas por los expertos de Whole Foods Market dicen que habrá mayor oferta de productos elaborados a base de garbanzos. Junto al humus y el falafel, se venderán otros alimentos inusuales como la harina de garbanzos y el cereal de garbanzos. Por otro lado, por ser una legumbre, los garbanzos son ecológicos y uno de los cultivos alentados por la FAO para combatir el cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria. Los garbanzos puede procesar el nitrógeno atmosférico y producir nitratos útiles, que mejoran la fertilidad del suelo y reducen la dependencia de los fertilizantes. Además su cultivo es eficiente en el uso del agua, ya que por la conformación de sus plantas suelen ser resistentes y no necesitan tanto riego como el trigo o el arroz, por lo que su huella hídrica es muy baja.
Nada de lo anterior tendría sentido sin los beneficios nutricionales de los garbanzos. Aportan muchos nutrientes y energía (fibra, magnesio, potasio, vitaminas del grupo B, aminoácidos esenciales, hidratos de carbono complejos, hierro, calcio y ácido fólico).Y además no tienen gluten. Gracias a estas propiedades son buenos para todos y todas e ideales para dietas de niños, adolescentes, deportistas y embarazadas.
8 beneficios de los garbanzos:
1) Regulan el sistema inmune: su contenido en minerales como el zinc o el selenio y el contenido en arginina fortalecen el sistema inmunológico.
2) Previene enfermedades cardiovasculares. La fibra soluble e insoluble impiden que se absorba el colesterol. Los omega-6 y el magnesio favorece la salud vascular manteniendo las arterias sin obstrucciones y flexibles.
3) Detoxificante hepático: el aporte de vitaminas del grupo B y de lecitinas que ayudan a eliminar toxinas del hígado, previniendo la cirrosis o el cáncer hepático.
4) Diabetes: su contenido en fibra y en hidratos de carbono complejos ayudan a regular los niveles de glucosa en sangre.
5) Retención de líquidos: minerales como potasio, calcio y magnesio, junto al aporte de vitamina C y el aminoácido arginina favorecen el correcto funcionamiento de los riñones.
6) Anemias: por su alto contenido en hierro asociado a la vitamina C que favorece su absorción y ácido fólico hace que sea un buen alimento para recuperarse y prevenir anemias.
7) Calambres y dolor muscular: las vitaminas del grupo B favorecen el buen funcionamiento del sistema nervioso, el magnesio y el potasio evitan calambres y dolores musculares. Además el triptófano favorece la producción de serotonina que alivia los síntomas de la fibromialgia.
8) Regula el tránsito intestinal: su aporte de fibra regula el tránsito intestinal y previene estreñimiento.
Fuente histórica: https://www.historiacocina.com/es/historia-de-los-garbanzos
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