De la Tierra

22/04/24

¿Cuál es el impacto en el mundo de celebrar todos los 22 de abril el “día de la tierra”? ¿Cumple su propósito de extender la conciencia sobre la contaminación, la pérdida de la biodiversidad, el cambio climático y la necesidad de proteger el planeta? ¿Sirve para mostrar la importancia de transformar el sistema alimentario y energético? ¿Es positivo o negativo para la tierra que le dediquemos un día para recordarla? ¿Y los demás días qué?

Ensayaremos un análisis simple y terrestre. Imitaremos a la tierra: rotaremos sobre el eje de nuestra mirada parcial para descubrir luces y oscuridades. ¿Viste que en la tierra los días suceden al mismo tiempo que las noches? Como en las polémicas humanas, convive siempre una cara soleada de espaldas a otra sombreada. Imitándola, combinaremos perspectivas de defensores y detractores, rotaremos gradualmente de la tesis hacia la antítesis.

La luz del día

El primer “día de la tierra” nace en 1970 como un grito de rebelión contra el industrialismo, la competencia y la explotación de la naturaleza que había desembocado en la bomba atómica. Entonces, contra los cuadrados anteojos paternales, aparecen los lentes redonditos de Lennon y su himno Imagine, invitándonos a desfragmentar y pacificar el mundo. Entonces como un remanso en la carrera armamentística circulan las primeras fotos de la Tierra sacadas desde la Luna, que nos muestra como una familia humana en un hogar redondo. Entonces, en sintonía con ese mismo espíritu de época, se inventa el día de la tierra en EEUU. Explotan los telegramas, las cartas y las consultas telefónicas y más de 20 millones de personas se movilizan.

Esto sucedió hace más de medio siglo. Desde entonces la celebración creció orgánicamente como una ola. En 1990 era 10 veces más grande (llegando a 140 países, con 1000 ONGs manifestándose y una participación de alrededor de 200 millones de personas). A partir de 2009, las Naciones Unidas hicieron oficial el “Día Internacional de la Madre Tierra”, lo que combinado con el crecimiento de las redes sociales, lo transformaron en el mayor acontecimiento cívico anual del planeta. Los hashtags relacionados (#diadelaTierra #planetatierra #madretierra) rompieron todos los récords. Los datos son siempre difíciles de precisar y los grados de participación varían (no es lo mismo movilizarse que comentar o reenviar un mensaje en redes). Pero las estimaciones oficiales hablan de más de 1000 millones de personas, en más de 180 países, que participaron en alguna medida en 2023.

Con el tiempo la fecha rindió frutos. Sirvió como excusa de una innumerable serie de acciones, campañas medioambientales e incluso la aprobación de leyes históricas de protección en varios países o la firma del acuerdo de París en 2016. Estas conquistas iluminan los argumentos de los amantes del día. Celebran además que en muchos países se haya extendido a la “semana de la tierra”, al “mes de la tierra” y que incluso comience a hablarse de “el año de la tierra”.

Las bondades de la celebración son evidentes desde ésta óptica. Es una oportunidad para educar y sensibilizar sobre el efecto de la actividad humana en el cambio climático, el riesgo de colapso total, el traspaso de los límites planetarios y la importancia de buscar soluciones sostenibles. Integra una agenda global que busca cambiar el modelo extractivista por otro, una economía del bien común, una sociedad más inclusiva, colaborativa, fraterna y transparente. Impulsa innumerables acciones colectivas, reuniendo personas detrás de una causa común. Genera distintos niveles de participación e involucramiento, desde compartir mensajes, hasta asistir a eventos, movilizaciones o actividades. Promueve políticas públicas y cambios institucionales que benefician al medio ambiente. Estimula el crecimiento en consciencia de consumidores y ciudadanos para que elijan con responsabilidad y exijan leyes de protección. Y, finalmente, despierta a la reflexión, incluso de muchas personas que cuestionan la jornada.

La oscuridad del día

“A pesar de todo éste ruido, hoy el mundo no va a cambiar hoy, incluso va a empeorar”.

Entrando al lado oscuro de la tierra, la comunidad científica demuestra que los últimos 50 años (más o menos desde que se celebra el día de la tierra) fueron los peores para la crisis planetaria. Los indicadores reflejan que en éste período sobrepasamos 6 de los 9 límites planetarios, los umbrales a partir de los cuáles la estabilidad del sistema Tierra y su habitabilidad corren riesgo. Estamos en seis terapias intensivas simultáneas y con malos pronósticos en: cambio climático, deforestación, pérdida de biodiversidad, productos químicos sintéticos (como los plásticos en los mares), agotamiento del agua dulce y uso de nitrógeno.

Comprendiendo la gravedad de la crisis total, algunas personas ven que el día de la tierra es “insuficiente”, otras que es “insignificante” e incluso, en los extremos más oscuros, que es “contraproducente”.

¿Por qué podría impactar negativamente? Porque perpetúa la percepción de que se trata de un problema puntual al que se le destina un día específico, en lugar de estimular un compromiso constante. Porque desenfoca los planes de acción y los esfuerzos al concentrarse en un día en lugar de distribuirse equitativamente. Porque disminuye la urgencia y adormece a la población en la idea de que estamos en problemas pero caminamos de la mano hacia una solución. Porque es el día preferido del marketing del engaño y el “greenwashing”, ideal para que las empresas multinacionales muestren esa partecita irrisoria que es amigable con el medio ambiente (y el resto siga igual). Porque es el día de las promesas incumplidas de los políticos, del cinismo y la hipocresía del poder (incluyendo el acuerdo de París). Porque muchas de las movilizaciones o eventos son en sí mismos dañinos para la tierra. Porque es la excepción que refuerza la regla y la válvula de escape para descomprimir “la eco-ansiedad” de buena parte de la población que empieza a padecer el aumento de los eventos climáticos extremos. Porque el día sucede en la pantalla plana de un celular, como una experiencia fragmentada y efímera.

Síntesis al amanecer

Ambas maneras de ver el “día de la tierra” son ciertas y se dan a la vez. ¿Qué mirada de la tierra implica y promueve la celebración? ¿Qué es la “Tierra”? Nuevamente es una cuestión de perspectiva. Algunas personas hablan de un “planeta”, casi como aludiendo a un envase esférico vacío; otras proponen que la llamemos “Mar” (porque los océanos ocupan la mayoría del planeta);  los pueblos precolombinos agradecen y adoran a la “la Pacha” (y hoy las Naciones Unidas apoyan ésta mirada de “Madre Tierra”), otros hablan de nuestro hogar…. Y así, cada nombre señala para el mismo lado pero iluminando algo diferente.

“La tierra” puede ser muchas cosas pero también es una gran perspectiva en común. Más allá de las diferencias, toda la experiencia humana se da sobre “la Tierra”. Podemos señalar cosas en el más allá, como la luna, otros planetas, estrellas, galaxias, cometas… Pero incluso estas cosas extraterrestres son sólo visibles (y cognoscibles) desde “acá”. Cuando nos dicen “estrellas” pensamos en muchos puntos chiquitos apenas luminosos y cuando nos dicen sol entrecerramos los ojos encandilados, por su posición relativa.

En síntesis, todo depende de la manera de mirar pero estamos en el mismo baile. Cada año es una vuelta de la tierra alrededor del sol y cada día (con su noche) es un giro. La tierra ya dio 4600 millones de vueltas. Y seguirá bailando con la humanidad o sin ella. ¿Cómo aceleramos la transformación para dejarle un planeta habitable a las generaciones futuras? ¿Cómo aprendemos de la Tierra para poder siendo parte de ésta red de vida? ¿Cómo revolucionamos la economía para que deje de dañar? ¿Cómo extendemos la consciencia de que apenas somos una partecita de la tierra? ¿Qué pensás? ¿Cómo se ve éste asunto desde tu perspectiva?

 

Más sobre el día en: El Día de la Tierra desde sus orígenes hippies hasta su nuestros días. (zafran.com.ar)

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