
Nos duele Bahía Blanca, nos duele la tormenta, las vidas perdidas y el sufrimiento de tantas miles de personas. Y nos duele porque sabemos que no fue un hecho aislado, ni una “catástrofe natural”. Fue una consecuencia más del cambio climático provocado por la actividad humana, por un sistema agroalimentario y energético que daña la tierra y desborda sus límites. En pocas horas, más de 300 milímetros de lluvia y ráfagas de 180 km/h lo dejaron claro: la Tierra está reaccionando. ¿Será que no tolera más microplásticos, topadoras y químicos en sus entrañas? ¿Será que 8 mil millones de personas con sus 1500 millones de «cabezas de ganado» y millones de hectáreas de monocultivos pueden provocar fiebre en el planeta? ¿Será que se resiste a una economía que por sólo atender el lucro promueve el crecimiento infinito de empresas con impacto negativo?
Esto es lo que asegura la ciencia. Es la conclusión de expertos en clima de universidades de Argentina, Francia e Italia, ClimaMeter – 2025/03/07 Argentina Floods. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ya lo había advertido “se está intensificando la frecuencia y magnitud de eventos de precipitación extrema en el sureste de Sudamérica a medida que aumenta la temperatura, especialmente si supera los 2 °C sobre niveles preindustriales”. Toda la ciencia independiente lo avala: el modelo energético basado en combustibles fósiles y el sistema agroalimentario son los principales responsables del calentamiento que agrava las sequías e inundaciones.
Ésta relación, entre lo que hacemos y lo que nos cae del cielo, puede provocar culpa pero también esperanzas. Si nuestras acciones están detrás de estas tormentas, también podemos transformarlas. Podemos dejar de hablar de cambio climático y empezar a ser artífices de un cambio paradigmático. Podemos transformar el dolor en acción, exigir leyes de cuidado, elegir consumo responsable… ¡Podemos mejorar el mundo a través de la alimentación!
¿Cómo mejoramos el impacto de nuestras actividades que hoy aumentan el riesgo de tormentas? ¿Cómo atendemos lo urgente y cambiamos lo importante al mismo tiempo?
No sabemos. Pero creemos que ordenar preguntas es una forma de arrancar.
8 escalones de preguntas para Bahía Blanca
La escalera baja de la reacción urgente a las causas fundamentales. Hoy toca sacar el agua de los escalones superiores. Pero las inversiones más inteligentes están abajo. Cuando son insuficientes, se pagan con creces arriba. ¡Porque siempre es más barato prevenir que curar!
/ / / / Los primeros escalones son los más urgentes, requieren participación de la ciudadanía y guía de especialistas.
Escalón 8/ Aliviar el presente. ¿Cómo podemos ayudar hoy en la reparación, la reconstrucción y el apoyo de las personas desde lo económico, lo social y lo emocional?
Escalón 7 / Mejorar la Gestión de Emergencias ¿Qué enseñanzas rescatamos? ¿Cómo mejoramos el sistema de alertas tempranas, los planes de evacuación, las redes vecinales?
Escalón 6/ Prepararnos para lo que vendrá ¿Qué obras hidráulicas debemos pensar con y para la comunidad? ¿Qué podemos aprender de la naturaleza para adaptarnos mejor?
Escalón 5/ Prevenir desde el territorio. ¿Qué podemos hacer desde el territorio evitar que ocurra? ¿Cómo restaurar humedales, reverdecer ciudades y planificar de manera más inteligente?
/ / / / La segunda parte de la escalera llega a la raíz del problema: La transformación cultural, social y económica profunda implica un compromiso real de gobiernos y empresas.
Escalón 4 / Alentar el consumo y la producción responsable ¿Podemos apostar a una agricultura regenerativa y a energías limpias? ¿Cómo hacemos para que nuestras actividades no agraven el problema?
Escalón 5 / Empoderar a la Ciencia Independiente (no la que trabaja por encargo de sus mecenas)¿Cómo guiarnos por evidencia libre de intereses que nos muestre las verdaderas causas y las soluciones reales?
Escalón 2 / Repensar la economía ¿Cómo priorizar el bien común por encima del lucro? ¿Cómo construir un modelo que cuide la casa que compartimos?
Escalón 1 / Cambiar la cultura. ¿Para qué existimos? ¿Cómo cuidamos la tierra del modo que ella nos cuida?
No tenemos todas las respuestas. Pero sí la certeza de que algo tiene que cambiar. No estamos acá para lucrar, aliviar angustias existenciales consumiendo y entretenernos con una pantalla. Queremos ser parte de la transformación, junto a vos. Podemos, con cada comida que elegimos, ayudar a desarmar futuras tormentas.